Oración misionera con las hermanas Oblatas

El monasterio Santa María de los Desamparados regido por las Oblatas de Cristo Sacerdote en Moncada, junto al Seminario La Inmaculada, acogió el domingo del Domund, 24 de octubre, la oración misionera mensual organizada por la delegación diocesana de Misiones, iniciativa abierta a la participación de todas las personas que quieran sumarse para que sea un gran momento de comunión y oración por las misioneras y misioneros de todo el mundo, en especial los misioneros de nuestra Diócesis.

 

Compartimos aquí  la crónica que las hermanas nos han compartido sobre este encuentro orante:

 

El pasado 24 de octubre tuvo lugar en nuestro monasterio un encuentro misionero con motivo del DOMUND de este año donde nos unimos juntamente en oración con religiosos/as, seminaristas y laicos. Ante el Señor sacramentado celebramos las vísperas cantadas presidida por D. Arturo García, Delegado de misiones, uniendo nuestras plegarias para suplicar al Señor por las misiones y sus necesidades. “Cuenta lo que has visto y oído” es el lema que el santo padre ha propuesto para la jornada Mundial de las Misiones de este año “necesitamos estar ante Él y contemplarle para poder transmitir realmente lo que hemos visto y oído: su amor sin medida que siempre nos precede y acompaña” recordaba la Madre superiora de la comunidad de HH. Oblatas de Cristo Sacerdote, en sus palabras de bienvenida a todos los que asistieron a este rato de oración. Estas fueron:

 

"Buenas tardes a todos. Agradecemos a Dios la posibilidad que nos da hoy de poder celebrar este rato de oración juntos, en las Vísperas del DOMUND.

La presencia aquí de una representación del Seminario, futuros continuadores de la misión apostólica y también de religiosas y religiosos que viven tan intensamente la tarea misionera de la Iglesia, nos llena de una gran alegría y gratitud.

 

El mensaje del Santo Padre para la jornada del DOMUND de este año nos recuerda que la historia de la evangelización comienza con una búsqueda apasionada del Señor, con la experiencia de la amistad con El- Necesitamos estar ante El y contemplarle, para poder transmitir realmente "lo que hemos visto y oído"; su amor sin medida " que siempre nos precede y acompaña".

 

En esta tarde, os damos la bienvenida a esta casa de silencio y oración, donde todo se orienta a escuchar la Palabra de Dios y cumplirla, a buscar continuamente el rostro del Señor. El hace arder nuestro corazón en un deseo intenso de ser, desde nuestra vocación contemplativa, ayuda y sostén de todos los misioneros y misioneras.

 

Con Él y en Él, nos hacemos presentes en sus trabajos y fatigas, acompañándoles y compartiendo la entrega de sus vidas en el celo apostó lico para hacer llegar el Evangelio a todas las almas.

 

Todos los que estamos aquí sabemos bien que Su presencia activa en nuestro corazón, es el fuego ardiente que nos impulsa a la misión- El Papa nos dice que urgen misioneros de esperanza que, ungidos por el Señor, sean capaces de recordar proféticamente que nadie se salva por sí solo. Por eso pedimos al Señor esta tarde que aumente nuestra fe, que reanime nuestra esperanza y que nos llene de su amor.

Gracias por vuestra presencia."

 

Así también lo recordó el seminarista Celeus Nshimirimana en su enriquecedor testimonio que a ejemplo de los Apóstoles (Hch, 4) testimonian a todos los pueblos que no pueden dejar de anunciar lo que han visto y oído, así nos cuenta él mismo lo que ha visto y oído en la misión este verano en el Vicariato apostólico de Requena en Perú junto con otros seminaristas.

 

Contando esta zona con más de 80.000 Km cuadrados solo tienen 4 sacerdotes, ayudados de catequistas y religiosas que están entregando sus vidas para anunciar el Evangelio en medio de múltiples dificultades, en lugares de muy difícil acceso y de escasos medios, que hacen verdaderamente un reto el poder mantener viva la fe, en comunidades donde solo tienen la oportunidad de celebrar la Eucaristía una vez al año. Han podido aprender con estos misioneros, apóstoles del amor de Dios, que no pueden dejar de anunciar el Evangelio, aun a costa de la propia vida.

 

La experiencia vivida allí, le ha hecho ver la importancia de este día. Fue experimentando que el llamamiento a la misión no es sólo para quienes están allí lejos de sus países. Sino que todo cristiano, como miembro de la Iglesia, como bautizado, está llamado a anunciar el Evangelio. Con esta experiencia ha podido ver que por poco que cada uno pueda llegar a aportar, ayuda a estos misioneros, como a través de esta oración, ellos reciben la fortaleza necesaria que les sostiene. Ha palpado claramente que esto no es fruto de una obra humana, sino que la gracia que reciben de toda la Iglesia y el apoyo de tanta gente por poco que sea, ayuda y sostiene a mantener vivos estos lugares, a tener encendida la llama de la fe y la caridad cristiana, manifestándose en todo tipo de obras a favor de estas personas tan necesitadas y desfavorecidas.

 

Finalmente, hizo un llamamiento a aportar nuestro granito de arena en esta tarea evangelizadora que nos compromete a todos. Apuntó que el océano está formado por múltiples gotas de agua, Dios espera nuestra aportación. Lo que hemos visto y lo que hemos oído ha sido el amor incondicional de Dios, fueron las palabras con las que Celeus concluyó su testimonio. Seguidamente se tuvo un rato de silencio para orar por todas estas intenciones, y concluyendo las Vísperas de este día, recibimos los presentes la Bendición solemne con el Santísimo, encomendándolo todo con el canto final de la Salve a la Virgen Madre y Reina de las misiones.

 


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