El Seminario de Valencia

Un seminario pionero

Tras el Concilio de Trento, la Iglesia se replanteó su concepción en la preparación de los futuros sacerdotes. Se propuso así,  la creación de casas para acoger a los seminaristas y atenderlos de una forma más integral.

 

En nuestra Diócesis de Valencia, dos Arzobispos Santos, Tomás de Villanueva y Juan de Ribera, se anticiparon a esta renovación y fundaron, antes de Trento, dos colegios para que residieran los futuros sacerdotes. Estos colegios-seminarios contaban con una formación humana, intelectual y espiritual adecuada para preparar a la ordenación sacerdotal. Tanto el Colegio Mayor de la Presentación como el el Real Colegio Seminario del Corpus Christi, todavía siguen vigentes en nuestros días, según las Constituciones de sus santos fundadores.

 

En 1769, el Arzobispo D. Andrés Mayoral consiguió que el rey Carlos III autorizara la fundación del Seminario Conciliar, cuya sede se ubicaría en el edificio de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, deshabitada por aquel entonces. Esta fundación se llevó a cabo en 1790 por el Arzobispo D. Francisco Fabián y Fuero. El primer Rector fue D. Melchor Serrano, y la primera promoción del nuevo Seminario estuvo integrada por 20 seminaristas, que ingresaron el 4 de noviembre de 1790.


 El día 8 de diciembre celebraron la primera Fiesta de la Inmaculada como Patrona del Seminario, fiesta que todavía seguimos celebrando. El 1 de Enero de 1791 se confirieron las primeras órdenes sagradas en la Iglesia del Seminario, ante la venerada Inmaculada, del artista Juan de Juanes. 

A principios del siglo XIX, los acontecimientos políticos en España hicieron que se suspendieran los estudios de Teología de la Universidad de Valencia. Al mismo tiempo, la Santa Sede promovió una reestructuración de los estudios eclesiásticos y la aplicación de un nuevo plan de estudios que se dividió en tres períodos: primero, las humanidades clásicas y la filosofía; el segundo, la teología; y el tercero, el derecho canónico.

 

A pesar de los inconvenientes que tuvo la aplicación de este plan, mejoró la preparación intelectual del clero, y creció el prestigio del Seminario de Valencia. Las dificultades sociales no hicieron más que incrementar el número de vocaciones. Por entonces, el número de seminaristas de Valencia era el más alto de todos los seminarios, según la Guía del estado eclesiástico: eran 1.260 alumnos en el curso 1867-1868, y para el curso del 91-92 alcanzó los 1300 seminaristas.


De este modo, al ir aumentando el número con cada promoción, fue necesario acondicionar una amplia dependencia en la calle Trinitarios de Valencia , además de la fundación del Colegio de vocaciones eclesiásticas de San José en la calle Alboraya por el mosén Sol, que albergaba cerca de 300 seminaristas.

En 1892 se compró la casa señorial del Conde Cirat, contigua al Seminario, y situada entre éste y la Iglesia del Salvador (actual Residencia Sacerdotal Venerable Agnesio). El edificio fue reformado exteriormente para igualar su fachada con la del seminario. A partir de entonces, este nueva vivienda fue destinada a los estudiantes de filosofía y latón; y el anterior edificio, a teólogos y canonistas. 

 

 

El final de siglo XIX conoció una etapa de decadencia tanto en el número de seminaristas como de su preparación académica y espiritual. El entonces Arzobispo D. Ciriaco Sancha y Hervás adoptó las medidas necesarias para remediar tal situación, renovando el plan de estudios, y también el régimen interno del Seminario.


El 14 de noviembre de 1896, el Papa León XIII aprobó la erección canónica de las tres facultades (Filosofía, Teología y Derecho Canónico) como la Universidad Pontificia de Valencia. Tras la solemne inauguración el 13 de marzo de 1897, los seminaristas del Seminario Conciliar Centrar comenzaron a realizar sus estudios en dicha Universidad. Los Arzobispos D. Victoriano Guisasola y posteriormente D. José Salvador y Barrera promovieron en el Seminario diversas medidas para mejorar la preparación de los futuros sacerdotes.

En 1920, con el rector D. Nicolás David y el Arzobispo Cardenal Enrique Reig y Casanova, se inició un nuevo periodo fecundo de vocaciones en el seminario. En 1928, bajo el mandato del nuevo arzobispo D. Prudencio Melo, se fundó en el seminario el secretariado Diocesano de Misiones, con el fin de administrar y organizar las obras misionales pontificias, y se comenzó a editar la Hoja de Misiones 


para todas las parroquias. En 1931, el rector y obispo auxiliar D. Francisco Javier Lauzurica Torralba abrió en Valencia el Seminario Menor, que quedará instalado en el edificio del antiguo colegio de vocaciones eclesiásticas de San José, en la calle Alboraya. Allí accederán los seminaristas de humanidades, quedando los dos edificios de la calle Trinitarios únicamente para los filósofos y teólogos.

Durante el curso 1933-34, se efectuó una Visita Apostólica al  Seminario Conciliar de la Calle Trinitarios. El Visitador Apostólico fue el Padre D. Marcelino Olaechea, que más tarde sería nombrado Arzobispo de Valencia. Fruto de esta Visita, el Arzobispo D. Prudencio Melo se propuso elevar el nivel de los estudios teológicos, sin afectar al nivel de la vida espiritual del Seminario.

 

Al estallar la Guerra Civil, en 1936, el edificio del Seminario fue saqueado y desalojado. En tiempo de guerra sirvió para muchos y variados destinos, entre ellos como cárcel o almacén de artillería. Los seminaristas tuvieron que regresar a sus casas, y el seminario se cerró. Una vez terminada la persecución religiosa se volvió a abrir el seminario, que estaba en ruinas. Es entonces cuando empieza a forjarse la idea de un nuevo seminario en Moncada.


El Seminario y el Concilio Vaticano II

El Concilio Vaticano II marcó una nueva época en la Iglesia Universal, y por tanto, en la manera de entender los seminarios: la Iglesia debía experimentar una apertura al mundo y al hombre del momento. Esta cercanía suponía una nueva forma de plantear también la vida de los seminaristas. En el verano de 1969 fue nombrado arzobispo de Valencia D. José Mª García Lahiguera, cuya alma y entrega sacerdotal, así como su gran aprecio por los sacerdotes y seminaristas, marcó a toda la Diócesis.  En septiembre de ese mismo año D. Rafael Sanus Abad sucedió a D. Antonio Rodilla como rector del Seminario. 

 

Fruto del Concilio, el Seminario conoció una nueva estructuración en comunidades más reducidas, y el régimen de vida se tornó mucho más abierto. Se intentaron establecer todas las medidas conciliares, pero las circunstancias no fueron fáciles: el número de vocaciones descendía vertiginosamente. Y el Seminario debía, sin perder su misión y su esencia, abrirse a una nueva cultura, una nueva sociedad, y unos nuevos retos.


En 1976, D. Honorato Ros Llopis sucedió a D. Rafael hasta 1979, cuando llegó D. Juan Antonio Reig Plà.  En Junio de 1977 la Santa Sede nombró Arzobispo de Valencia a D. Miguel Roca Cabanellas. En este tiempo se vivió una profunda crisis de vocaciones, quedando un número muy reducido de seminaristas.

 

Siendo el Seminario de Moncada demasiado grande, se decidió trasladar el Seminario Mayor de Moncada a Valencia, en la calle Trinquete de Caballeros (actual Residencia Sacerdotal San Luis Beltrán), con el fin de que los seminaristas mayores vivieran en la ciudad. En un pabellón del edificio del seminario de Moncada, se instaló el Seminario Menor, y los seminaristas estudiaban en el Colegio del C.E.U. San Pablo, ubicado en las mismas instalaciones.


En Noviembre de 1982, San Juan Pablo II visitó la ciudad de Valencia, y en una Eucaristía multitudinaria en el paseo de la Alameda, ordenó a 141 nuevos sacerdotes para la Diócesis. En la celebración alentó a los jóvenes a no tener miedo a la vocación sacerdotal. A los seminaristas los animó a ser fieles a la llamada de Jesucristo y, además, les dejó un particular mensaje escrito y compartió con ellos una visita al Seminario de Moncada. 

 

En enero de 1985 fue nombrado rector del seminario D. Agustín Cortés Soriano. Desde ese curso, los seminaristas del Mayor regresarían progresivamente desde Valencia a Moncada, mientras que el Seminario Menor pasaría a ubicarse en Játiva, junto al Colegio El Claret. Éste fue un tiempo de gracia, por el aumento del número de vocaciones promovidas por el Centro de Orientación Vocacional creado en la Diócesis.